A medida que aumenta la demanda de baterías en el mundo, los científicos buscan opciones más sostenibles que reduzcan la dependencia de metales raros como el litio y el cobalto. Un reciente estudio de la Universidad del Noroeste de EE.UU. ha descubierto una manera innovadora de transformar residuos industriales en materiales clave para el almacenamiento de energía.
Una nueva fuente de energía a partir de desechos
El hallazgo se centra en el óxido de trifenilfosfina (TPPO), un subproducto generado en la fabricación de suplementos vitamínicos. A través de un proceso químico innovador, los investigadores han logrado convertirlo en un agente útil para baterías de flujo redox, una tecnología que podría jugar un papel clave en el almacenamiento de energía renovable.
A diferencia de las baterías de litio tradicionales, estas nuevas baterías no almacenan energía en electrodos, sino que utilizan una reacción química para bombear energía entre sus electrolitos. Aunque su uso en dispositivos pequeños como smartphones es limitado debido a su tamaño, su potencial para almacenar electricidad a gran escala las hace ideales para integrar energía eólica y solar en la red eléctrica.
De la basura industrial a la sostenibilidad energética
Cada año se generan toneladas de TPPO, un material que hasta ahora no tenía un uso definido. La posibilidad de reutilizarlo para almacenar energía renovable representa un gran avance en la sostenibilidad.
“Nuestro descubrimiento muestra cómo un residuo orgánico puede convertirse en un recurso valioso para la innovación en baterías”, explicó el investigador Christian Malapit.
La comunidad científica sigue explorando formas de mejorar la eficiencia de estas baterías y reducir la dependencia de materiales extraídos mediante minería invasiva. Mientras tanto, estas iniciativas ofrecen una alternativa prometedora para un futuro energético más limpio y sostenible.
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Fuente original del estudio:
🔗 Northwestern University – Research News